miércoles, 11 de abril de 2007

LAS ARMAS DEL FRACASO: BREVE EPISTEMOLOGÍA DE UN ARSENAL APÓCRIFO

Sergio Márquez



“The Black Cocaine”

55% Cocaína pura calcinada por electrólisis.
27% Esporas del Hongo del Salitre.
11% Carbón del Guasare.
5% Caucho quemao.
2% Desconocido.

La infernal cocaína negra, o “La Lotario”, como tristemente se le conociera para aquel momento en Venezuela, se reveló sin duda alguna como la más destructiva y subrepticia arma de laboratorio “utilizada” por los servicios secretos norteamericanos durante el período de las “Startoxic Wars” (1979-1984). La confusa etapa de transición entre dos gobiernos de tendencias tan radicalmente opuestas (Carter-Reagan) y la profundidad de la depravación alcanzada dentro de los corrompidos rangos medios de la Drug Enforcement Administration, lograron pervertir el proceso de introducción e implementación de la black cocaine como punta de lanza dentro de la estrategia inversa de choque propuesta por la CIA para destruir a los cárteles infectándolos internamente con el germen de la demencia farmacológica. Su altísimo e incontrolable poder adictivo provocó la propagación masiva de su abuso por parte de los agentes de la DEA a todo lo largo y ancho de sus operaciones encubiertas, obligando al Pentágono a intervenir mediante la confiscación y supuesta posterior destrucción de los alijos de aquel pernicioso polvo negro. Se rumora que los sótanos de varias instalaciones de máxima seguridad de los Estados Unidos se hallan repletos de cadáveres insepultos, de zombis tiznados para siempre por las renegridas limaduras del alcaloide último. Se presume de igual manera que los presidentes antes nombrados también consumieron, al menos en una oportunidad y por estrictas razones de seguridad de estado, el infame “talco de la noche” (su nombre clave), de allí la propensión de uno por los delirios de abducción extraterrestre, y del otro por los accidentes cerebro-vasculares (Cabe destacar que papeles no autorizados por el Servicio de Defensa permiten inferir la sombría participación de técnicos del I.V.I.C y sujetos de prueba venezolanos en la concepción, puesta a punto y elaboración de las primeras muestras de black cocaine. Lo anterior nunca ha sido comprobado, pero hay razones que indican una posible relación entre la cocaína negra y el fatídico caso del asesinato del Niño Vega). La pregunta entonces sigue siendo valida: ¿Se destruyo en realidad y por completo la existencia total del “talco de la noche”? Y de no ser así, ¿Dónde y sobre qué narices ejerce su vesánico imperio vasoconstrictor? Solo el tiempo y el hambre humana por el vicio podrán revelarlo.



“La Príncipe Negro... The first”

El Estado venezolano intentó, infructuosamente y durante aproximadamente una década (circa 1975), llevar adelante una precaria carrera armamentista a la medida de sus burguesas expectativas, y sobre todo, de sus distraídas posibilidades macroeconómicas. La primera y quizás más notable representación de esta carrera bélica de tan corto aliento fue la dramática e imponente lanzadera de misiles tierra-tierra bautizada por Juan Pablo Pérez Alfonso (†), fundador de la O.P.E.P, como la “Príncipe Negro... The first”. De características definitivamente peculiares, la Principe Negro... The first, consistía en un largo silo inclinado en 30º sobre la superficie del desierto de la Península de la Goajira, compuesto por sesenta toneles cilíndricos dorados, signados por la rúbrica inconfundible del artista plástico-tecnoesotérico Rolando Peña, mejor conocido como “El Príncipe Negro” (de allí el nombre de la rocambolesca plataforma), quien para ese momento se encontraba en el ábside de su proceso creativo. Aquel túnel de falso oro cochano tenía la capacidad para, según consta en los expedientes F.Y.E.O firmados por el para entonces Ministro de la Defensa, Gral. Div. (Ej.) Francisco E. Álvarez, propulsar cualquier cosa, desde un ser humano de 90 Kg hasta un misil táctico LGM-118 Peacekeeper. Pero la característica más distintiva de la Príncipe Negro residía en su modo de funcionamiento: la tracción de sangre. Un grupo de ciento cuarenta goajiros en alpargatas, apostados a los lados del prolongado ducto de pipotes áureos, tensaban a pulso y bajo el sol inclemente de la península, una ciclópea liga hecha de cientos de miles de tripas de cauchos de gandola.

-¡Soltála ahora pues!, gritaba el capataz, y el infierno de la Venezuela Saudita era entonces desatado. Incluso se llegó a especular con la supuesta realización de pruebas clasificadas con ojivas nucleares persas de segunda mano, supervisadas por el mismísimo Octavio Lepage. La paralizante, hierática y portentosa estampa de la Príncipe Negro sería en última instancia la causa de su estrepitoso fracaso como arma de destrucción masiva: era tanta la refulgencia gualda que despedían sus dorados cilindros petroleros, que no eran necesarios radares ni satélite alguno para determinar su ubicación. La Príncipe Negro... The first, al igual que la Gran Muralla China, podía verse a simple vista, como un sol en erección, desde la superficie de la luna. Los goajiros, aún movidos por la retaliación “...de las lágrimas y de la sangre”, esperan pacientemente por el luminoso día de la venganza...



Fusil de Asalto “Yoniwoker-Barlovia 9800”

La historia del fusil de asalto Yoniwoker-Barlovia 9800 esta plagada de imprecisiones. Investigaciones recientes ubican el diseño de las piezas metálicas como el émbolo y el percutor en Malasia, y el moldeado de las partes de madera en talleres de carpintería especialmente instalados en los alrededores de la población barloventeña de Capaya, en la República Bolivariana de Venezuela. La peregrina idea de fabricar clandestinamente un fusil de asalto en medio de los cacaotales olvidados de Barlovento tampoco tiene un progenitor preciso. Se cuenta entre la población reclutada como mano de obra esclava para tal desaguisado, que un convoy militar negro como su piel y como la noche misma, armó los galpones en una noche, y a la mañana siguiente unos sospechosos hombres vestidos de guayabera les mostraron unos cuantos croquis del fusil preguntándoles a continuación: ¿Y será que ustedes son capaces de fusilarse esto?...

Las muertes violentas comenzaron de inmediato: los accidentes fatales ocasionados por la desidia de los locales, sumada a los errores evidentes en la planimetría comprada en el mercado negro de los perros de la guerra al yugoslavo Robert Perosch, y la insistencia del gobierno por ensamblar trescientas cincuenta mil armas largas en veinte días, destinadas al tráfico ilegal en la frontera con Guyana, acabaron con las apocalípticas pretensiones de la ultraderecha por convertir a la pepa de guasimo propulsada a gas en el arma del futuro. Actualmente los locales utilizan las piezas modificadas de los Yoniwoker-Barlovia 9800 en la reparación general de las busetas propiedad de la Cooperativa de Transportistas Capaya-Las Martinez y de las nuevas plantas eléctricas por combustión de anís, siempre prestas a iluminar las tórridas y zumbantes noches de Barlovento.


http://enemigomalo.blogspot.com

5 comentarios:

Anónimo dijo...

que hermosa pieza de teoría de conspiración broder!
Job23:58

Roberto Echeto dijo...

Bróder, la cocaína negra, la "Lotario" es una vaina que vivirá en mi memoria. El Alzheimer no se llevará de mis neuronas esa referencia poderosa... ¡Ni hablar de los goajiros lanzando cohetes desde los silos dorados! "Soltalo ahora, pues" es una de las oraciones con las que más nos reímos en la radio...

Un gran abrazo.

Desde La Barra dijo...

Ahora sí...
que hermosa pieza de teoría de conspiración broder!!!
Si la lee Sicilia capaz que se la cree...pobre señor, que problema con llegar tarde a todo....

jajajajaja!!!

Anónimo dijo...

El cuadro de esperpentos adecos liderizando una carrera armamentistica en los 70s con guagiros, satelites, ojivas y demas armas de destruccion masiva fue brutal. Despues de esto solo cabe imaginarse la que se desarrolla actualmente (no menos ilusoria) con armamento ruso obsoleto como punta de lanza y la fuerza elite de los tupamaros del 23 a la vanguardia, cagante no? es como para ponerse las botas de una, digo...

Anónimo dijo...

Me cagué de risa!
Vaya humorada esperpéntica!
Yo diría teoría de la confirmación pues, conociendo la historia moderna de Venezuela, todo esto pudo estar en los titulares de nuestra prensa.